El verano sin hombres



Cuando Boris Izcovich dijo la palabra «pausa», Mia Fredricksen, de cincuenta y cinco años, enloqueció. Lo que su sesentón marido deseaba era una pausa en su matrimonio, después de treinta años, con una hija y sin historia de adulterios. Cabe decir que la «pausa» de Boris es francesa, compañera de trabajo, joven, 20 años menor y con buenas pechugas.

El proceso de curación de esta mujer de cincuenta y cinco años va desde el ingreso en una clínica para trastornos neurológicos hasta un retorno estival a su pueblo de origen. Es allí donde se produce la catarsis. 

Es una “comedia feminista”, como la misma autora ha calificado este relato. Boris es un científico y con este pretexto, la escritora teoriza, de forma amena e irónica, sobre la ciencia, sobre los trastornos nerviosos, sobre las diferencias entre hombre y mujer, no sólo sexual sino también biológica. Sin embargo sus diferencias no impiden la vacilación y el sufrimiento que ambos padecen.

Como conclusión, es una novela escrita en primera persona, con fragmentos de diario personal, con digresiones teóricas, poemas, cartas, correos electrónicos y frecuentes guiños al lector.

 

 

Siri Hustvedt, nacida en Minnesota, de padres no­ruegos, vive en Brooklyn, Nueva York. 

Es una aclamada autora de novelas y ensayos, entre las que se cuentan: Leer para ti (1982); Los ojos vendados (1992); Todo cuanto amé (2003); Una súplica para Eros (2005); Elegía para un americano (2008); La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (2009); Ocho viajes con Simbad: palabra e imagen (2011); El verano sin hombres (2011); Vivir, pensar, mirar (2012); El mundo deslumbrante (2014), y La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (Seix Barral, 2017). Su última novela hasta la fecha, publicada en 2019, es Recuerdos del futuro. Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019.




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