Últimos testigos

 


Ambientada en la Segunda guerra mundial. Alemania invade Bielorrusia. Muchos hombres y mujeres huyen a los bosques y se organizan para hacer frente a la brutalidad de la ocupación alemana. Sus familias, denunciadas por los colaboracionistas y traidores, son objeto de una represión desmedida por parte de los soldados alemanes, que matan despiadadamente, siempre acompañados de sus enormes perros que mordían y desgarraban con fiereza.

Sin embargo, Alexiévich busca retratar el sentir de las personas comunes, de comprender cómo se vive un hecho de tal magnitud a través de los ojos inocentes de los niños. 

Entonces, la historia se transforma en una novela polifónica, una recopilación de voces de niños, con una infancia totalmente truncada, sin juguetes, testigos de hechos terribles, de historias espeluznantes, de muertes violentas, pero también de momentos de enorme humanidad y solidaridad.

Testigos de una guerra donde los padres morían, los hombres desaparecían, los soldados eran fusilados, los guerrilleros ahorcados, momentos que han quedado grabados a fuego en la memoria de todos ellos. Muchos de estos niños terminan en orfanatos.

La autora permite hablar a sus personajes consiguiendo recoger, de una manera transparente, la voz de la verdad.

Últimos testigos es un libro intenso, muy humano y un homenaje a aquellos que han sido olvidados, pero que no dejan de ser importantes en la historia. 


Autora bielorrusa, Svetlana Alexiévich cursó estudios de Periodismo en la Universidad de Minsk, tras lo que pasó a trabajar para numerosos medios de comunicación y revistas dedicadas al mundo de la cultura. Se ha especializado en grandes reportajes y libros de ensayo dedicados a la investigación, dejando a un lado artículos más cortos, con los que había logrado un gran éxito.

Estos libros, en los que mezcla ensayo, periodismo y narrativa en un proyecto narrativo coral, tienen por objetivo cubrir una parte poco conocida de la historia de Bielorrusia: el tiempo del dominio soviético, el paso a la Perestroika y los años posteriores a la desintegración de la Unión Soviética. Habría que destacar también su trabajo al investigar hechos tan relevantes como las consecuencias de la II Guerra Mundial o Chernóbil.

Ha sido premiada en numerosas ocasiones con galardones tan importantes como el Ryszard-Kapuscinski o el Herder. Alexiévich, cuya obra permanecía poco traducida, vio crecer su proyección internacional al ver reconocida toda su trayectoria literaria y activismo social al recibir el Premio Nobel de Literatura en 2015.

De entre sus títulos más conocidos habría que destacar algunos como Voces de Chernóbil, La guerra no tiene rostro de mujerEl fin del Homo sovieticus o Los muchachos de zinc.


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