El problema final
Pérez-Reverte nos presenta una
historia ingeniosa, creativa e hipnótica que es un homenaje a las viejas
novelas policiales. Una novela-problema en la que los casos se resuelven
mediante una investigación criminal inteligente y es casi imposible “que el lector descubra al culpable antes que el detective”.
Junio de 1960. Hopalong Basil es conocido por todos como el hombre
que interpretó en el cine a Sherlock Holmes, y aunque se empeñe en negarlo, le
satisface enormemente cuando alguien lo reconoce. Ahora se encuentra en la
idílica isla de Utakos, frente a Corfú, con Pietro Malerba, un productor
amigo suyo que le ha ofrecido un papel para una serie, le acompaña la soprano Najar
Farjallah. Un fuerte temporal los deja atrapados varios días en el pequeño
hotel local donde también se encuentran; una pareja de alemanes, un médico, dos
amigas, los camareros del hotel, la directora y un escritor que, además, es un
gran admirador de Sherlock Holmes.
Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander,
una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa.
Pérez-Reverte hace un trabajo
magnífico, muy completo y que responde ampliamente a todas las exigencias del
género. Presenta conjeturas, siembra dudas, desvía varias veces el rumbo
previsible de los hechos, apela desde el relato a la credibilidad del lector.
Nos presenta una ingeniosa trama con un trabajo serio, estudiado, abundante en
datos y observaciones sobre la novela criminal y minucioso en los
detalles.
Las alusiones a la literatura, el arte y la historia son constantes y se nota que el autor se fascina escribiendo cada página que rellena con sus palabras. Leerlo es más que un deleite, es un vicio, una pasión.
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