El sentido de un final

 

La novela es protagonizada por Tony Webster, un inglés jubilado, divorciado y que lleva una vida tranquila. Dividida en dos partes, la primera narra la juventud de Tony, el momento en que tres adolescentes, entre ellos Tony que es el narrador, reciben en su pandilla a un cuarto, Adrian Finn, más inteligente, más brillante y más pedante que ellos. Todos cursan el último año del Instituto y tienen que enfrentarse solos a una vida que, según ellos, todavía no ha comenzado. Asimismo nos cuenta de Verónica, su primera novia, cuando salió con ella, cuando lo dejaron. 

 

En la segunda parte, Tony ya es un hombre mayor que recibe una misteriosa carta, una herencia de 500 libras y un manuscrito que la madre de Verónica, le ha legado. Esto lo obliga a verse con ella para hablar sobre ese diario que su madre le ha dejado, pero que Verónica se niega a darle.

 

El sentido de un final es un libro sobre la vida, sobre cómo ir aceptando deseo con posibilidad, intenciones con capacidades, sueños con rutinas, esas continuas alternativas entre lo que quieres ser y lo que realmente eres.


En conclusión, una novela extraordinariamente bien pensada, sólidamente construida, y en la que las palabras están colocadas en su justa medida de modo que nos vamos introduciendo en la piel de Tony, el testigo más plano, más mediocre y más lejano, el que nunca entendió nada y que tuvo que descubrir, al mismo tiempo que nosotros, la verdadera naturaleza de sus recuerdos.

 

El final de la novela es brillante y realmente genial es la sutileza de Barnes para presentarnos el desenlace.

 

 


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