La Abadía de Northanger
Jane Austen comenzó a escribir esta novela en 1798, a la edad de 23 años. En 1803 la reescribiría, frustrada por no poder publicarla. Nuevamente la revisa entre 1816 y 1817, justo antes de morir. Finalmente es publicada de manera póstuma en 1818.
Un libro definido como una parodia del género gótico, una novela corta donde nos habla del amor y de la sociedad inglesa, sus costumbres y los prejuicios entre las clases de la época, la falta de sinceridad o directamente las mentiras que mueven la red de las relaciones sociales
La protagonista principal es una joven con una inocencia infantil, con un carácter crédulo e ingenuo que va poco a poco transitando hacia la madurez.
La ambientación de la obra es fantástica y algunas de las situaciones narradas tienen un leve tinte irónico
Está narrada en tercera persona y lo más asombroso de todo es que el narrador irrumpe en la historia haciendo sus propios comentarios. Opina sobre todo y todos, involucrando al lector para que se interese por lo que sucede y adelantándose a la trama, pero sin revelarla.
Por otro lado, la autora emite opiniones o reflexiones divertidas e irónicas sobre el comportamiento de la protagonista en determinadas situaciones.
En conclusión, me ha gustado mucho conocer las opiniones que la autora tenía sobre la situación de las mujeres en general o los gustos literarios de la época en una novela ágil, mordaz y entretenida.
Jane Austen
Es la primera gran mujer de la literatura inglesa. Sin embargo, su talento no siempre recibió una aceptación unánime y, aunque alcanzó la fama en vida, tardó en conseguir la posición canónica que ocupa hoy. Jane, sexta y última hija del reverendo de Steventon, vivió siempre con sus padres, hermanos y sobrinos en Hampshire y Bath. Educada en casa y con una vasta biblioteca a su disposición, escribió relatos desde muy joven, que se recogen en su Juvenilia.
Antes de los 21 años, empezó la elaboración de Orgullo y prejuicio. Después, le seguirían Mansfield Park, Sentido y sensibilidad, Emma, Persuasión, Los Watson y La abadía de Northanger, obras que reescribiría a lo largo de su vida.
Poco antes de los 41 años, empezó a escribir Sanditon, que dejaría inacabada al fallecer prematuramente. A pesar de empezar publicando sus novelas de forma anónima, murió con casi toda su obra publicada y cierto reconocimiento en Inglaterra. La ironía y el retrato de la sociedad de su tiempo hacen de su obra un punto de referencia ineludible en la historia de la literatura universal.
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