Mi nombre es Emilia Del Valle
En 1866, en San Francisco, nace Emilia del Valle, hija bastarda de un señorito chileno y de una casi monja irlandesa; es criada en San Francisco por su madre y por un padrastro cariñoso y mexicano, su Papo.
Crece como una mujer muy independiente, desafiando las convenciones sociales de una sociedad profundamente católica, donde los roles aceptables para las mujeres eran el matrimonio y la maternidad.
Ella ama la lectura y la escritura y decide dedicarse a ellas en cuerpo y alma. Se empeña en trabajar en un periódico, donde debe escribir con un seudónimo masculino, el mismo que utiliza en unas novelitas cortas que tienen mucho éxito de venta.
Su trabajo la lleva a viajar por el mundo y a servir como corresponsal en plena Guerra Civil chilena de 1891, una lucha por el poder entre el presidente de Chile, José Manuel Balmaceda y el Congreso legislativo. Los colonos europeos adinerados generalmente apoyan a Balmaceda, mientras que los pobres y los indígenas se alinean con el Congreso. Mientras cubre el conflicto bélico aprovecha de conocer a la familia Del Valle y a su padre.
Como corresponsal soporta situaciones de gran violencia en el campo de batalla, en el hospital de campaña y en la cárcel. Su vida penderá de un hilo más de una vez.
Isabel Allende es una gran contadora de historias y esta novela no es una excepción. Recupera como protagonista a una mujer fuerte, que busca su propia identidad en una sociedad que le niega espacio para crecer y ser libre. Por otro lado, los pasajes que describen las batallas son tan reales que resultan impactantes de leer. Pero, finalmente y por sobre todo, la novela parece retratar su amor por Chile y su naturaleza.
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